29 octubre 2009

Personajes: Franklin Delano Roosevelt

Nacido en Hyde Park, estado de Nueva York, el 30 de enero de 1882, era primo lejano del también presidente de los Estados Unidos Theodore Roosevelt. Miembro de una familia acomodada, su padre era administrador de varias sociedades y tenía diversas propiedades, mientras que la familia de su madre poseía una empresa naviera y varias minas.
Educado en un ambiente elitista, cursó sus primeros estudios en Grotton, cursando después Derecho en la exclusiva Harvard. No destacaba como alumno, estando más interesado en los negocios familiares y su gran afición, los caballos. Más tarde, obtuvo el título de abogado en Columbia y, en 1905, casó con Anna Eleonor, prima lejana, sobrina del presidente Roosevelt. En 1910 decidió entrar en política, aceptando una oferta del Partido Demócrata para presentarse a los comicios al Senado como candidato por Nueva York.

(Franklin Delano Roosevelt en 1913)


Elegido a los veintiocho años, su meteórica carrera, basada fundamentalmente en su simpatía y carisma, le llevó a ocupar el cargo de secretario adjunto de Marina por el recién elegido presidente Woodrow Wilson.

Destacado en el ejercicio de su cargo, Roosevelt supo ganar el respeto y la fidelidad de quienes trataron con él, de tal forma que, a la retirada de Wilson de la vida política, le aconsejaron que se postulara como candidato demócrata a la vicepresidencia. Hecho esto, las elecciones fueron ganadas por los republicanos, pero Roosevelt perseveró en su intento de darse a conocer entre los votantes, lo que un futuro no muy lejano acabará por rendirle los frutos deseados.

En 1928 gana las elecciones para el gobierno de Nueva York. Instalados los Estados Unidos en plena Crisis de 1929, su programa de reformas sociales dio buenos resultados para afrontar la recesión. Además, tuvo la habilidad de rodearse de un buen equipo de colaboradores, que le ayudaron en la gestión y le presentaron como la persona idónea para sacar al país del marasmo en el que se encontraba.
Así, en la Convención demócrata de 1932 en Chicago, fue elegido candidato a la presidencia del país. Durante la campaña, se empeñó en demostrar que su impedimento físico no era óbice para ocupar el máximo puesto del gobierno de la nación. Para ello, tomó innumerables trenes y recorrió Estados Unidos de Este a Oeste, acercándose a los votantes y transmitiendo energía y confianza.


(Roosevelt en la campaña presidencial de 1932, un ataque de poliomelitis lo dejo invalido).

El 8 de noviembre de 1932 resultó elegido presidente, con casi veintitrés millones de votos, ocho más que su rival, Herbert Hoover. Inmediatamente después de llegar al gobierno, lanzó un paquete de medidas sociales, económicas y políticas encaminadas a lograr la recuperación del país tras la tremenda crisis económica sufrida desde 1929.

El programa fue bautizado como New Deal, literalmente "nuevo reparto", y su objetivo fundamental era asegurar un mayor bienestar económico y social de los ciudadanos de Estados Unidos mediante una mayor y mejor redistribución de la riqueza. Para ello, otorgaba al Estado ciertamente un papel interventor del que nunca antes había hecho gala en Estados Unidos, poniendo coto al capitalismo ultraliberal y desenfrenado que había provocado la Gran Crisis.

La política de Roosevelt recibió un amplio apoyo por parte de la población, como lo demuestra el hecho de que fuera reelegido incluso para un cuarto mandato. Sin embargo, contaba con la oposición no sólo de sus rivales, el Partido republicano, sino también de los grandes grupos oligárquicos y los fascistas dirigidos por el senador Huey Long, quienes acusaban a Roosevelt de izquierdista y de manifestar demasiado apego al sillón presidencial.

En el orden internacional, Roosevelt era partidario de terminar con el tradicional aislacionismo de los Estados Unidos. Así, en Iberoamérica, concedió la independencia de Cuba en 1934 y renunció a intervenir en la política interna panameña. También se acercó a la Unión Soviética, reconociendo su existencia diplomática en noviembre de 1933. Preocupado por el avance del fascismo en Italia y Alemania y el expansionismo japonés, no pudo intervenir en conflictos como el de Abisinia o España por una ley que aseguraba la neutralidad de Estados Unidos en política exterior.

La ocasión para comenzar a romperla la dio el inicio de la II Guerra Mundial, favoreciendo económica y materialmente Estados Unidos a Gran Bretaña y Francia. En 1941, tras el ataque japonés a Pearl Harbor, la neutralidad se rompió definitivamente, entrando estados Unidos de lleno en el conflicto.

El país entero fue movilizado para suministrar armamento, resultando su participación en el curso del conflicto. Sin embargo, el propio Roosevelt no podrá ver personalmente la victoria aliada por fallecer el 12 de abril de 1945, aunque sí pudo participar en la configuración posterior del mundo mediante sus reuniones con otros grandes líderes, como Stalin o Churchill.

24 octubre 2009

Renouvin Pierre: La primera guerra mundial

Para los interesados, aca tienen un libro bastante interesante sobre la primera guerra mundial, que queremos compartir con ustedes.

Renouvin Pierre - La Primera Guerra Mundial

22 octubre 2009

Operacion Leon Marino

Fue el almirante Raeder, un gran estratega aleman consideró la eventualidad de una futura invasión de Inglaterra, que estuvo maniatada en sus iniciativas tanto por el pequeño tamaño de la flota de superficie alemana como por la tradicion de combatir en tierra que tenia Alemania.

Ya en noviembre de 1939 nombró una comisión para estudiar dicha operación desde el punto de vista “militar, naval y de la técnica del transporte”. Sería también Raeder quien le preguntaría a Hitler en mayo de 1940 si se había planteado la posibilidad de asaltar Gran Bretaña por mar, pregunta ante la que Hitler reaccionó con asombro, demostrando no haber tenido nunca en cuenta ese plan.

Reader señala que debería ser la Luftwaffe la encargada de obtener el dominio del aire y del mar, antes de plantearse siguiera un asalto al otro lado del Canal de la Mancha. Los efectivos de la Wehrmacht involucrados en la operación, señalaba Raeder, tendrían que ser necesariamente reducidos,ya que la marina alemana no contaba ni con los medios suficientes para trasladar un gran número de tropas y su correspondientes pertrechos, ni con bastantes buques de guerra como para garantizar el éxito del desembarco de un numero elevado de divisiones en un frente amplio.


Hitler finalmente considerará el asalto anfibio, y emite la mencionada directiva del 16 de julio en la que se planea por primera vez el desembarco. Dicha directiva, a pesar de estar posiblemente inspirada por las conversaciones de Hitler con Raeder, sostenía que el desembarco debía producirse en un frente de unos 290 km. Además, pocos días después (el 21 de mayo) el numero de divisiones necesarias se estimó en cuarenta.

(mapa donde se puede observar el esquema de la invasion que tenia planeado el reich sobre inglaterra)


Las objeciones planteadas por la marina de guerra hicieron que el ejercito de Tierra redujese sus exigencias, con lo que la extensión del frente previsto se redujo a 150 km y se aceptó reducir el número de divisiones a trece. A pesar de esto, las discusiones llegaron a un punto muerto. La Kriegsmarine solo garantizaba el éxito del desembarco en un frente muy pequeño (tengamos en cuenta que el desembarco de Normandia se produjo en un frente de 90 km, cuando los Aliados gozaban de un control absoluto del aire y del mar), y el ejercito consideraba este punto de vista como impracticable. Halder, jefe del estado mayor del ejercito, llegó a expresar que “sería como meter las tropas directamente en una maquina de hacer salchichas”. Su contraparte en la marina de guerra, el almirante Schniewind, consideraba igualmente suicida el hecho de intentar el desembarco en un área más extensa dada la enorme superioridad de la armada británica sobre la alemana.

En estas circunstancias es cuando se emite la directiva número 17 el día 1 de agosto, dando preferencia a las intensificación de la guerra naval y aérea. Dado que no se podía salir de la situación de punto muerto a la que se había llegado en las discusiones entre el ejercito y la armada, se encargó a la flota alemana que se dedicase a conseguir los medios para el eventual desembarco (barcazas, remolcadores, transportes...) y a tareas de desminado en las aguas del canal.; mientras que las tropas de tierra seguían acantonadas en la costa norte de Francia, realizando maniobras de preparación para el asalto anfibio. De este modo, se mantenía la apariencia de que Alemania continuaba preparando la operación de desembarco, pero lo cierto era que el peso fundamental de las operaciones pasaría entonces a la Luftwaffe, a la que se encargaba la misión de derrotar a la RAF.
Luego de la derrota de Alemania en la Batalla de inglaterra (Batalla aerea), se pierde definitivamente toda esperanza de intentar una invasion a las islas britanicas.

NOTAS:
Luftwaffe= Fuerza Aerea Alemana
RAF= Fuerza Aerea Britanica (Royar Air Force)
Kriegsmarine= Fuerza Naval Alemana

09 octubre 2009

Personajes: Winston Churchill


Sir Winston Leonard Spencer Churchill; Blenheim Palace, Oxfordshire, 1874 - Londres, 1965) Político británico. A lo largo de su brillante carrera, sir Winston Leonard Spencer Churchill fue sucesivamente el hombre más popular y el más criticado de Inglaterra, y a veces ambas cosas al mismo tiempo. Considerado el último de los grandes estadistas, siempre será recordado por su rara habilidad para predecir los acontecimientos futuros, lo que en ocasiones se convirtió en una pesada carga para sus compatriotas.


Durante años, Churchill fue algo así como la voz de la conciencia de su país, una voz que sacudía los espíritus y les insuflaba grandes dosis de energía y valor. Su genio polifacético, además de llevarlo a conquistar la inmortalidad en el mundo de la política, lo hizo destacar como historiador, biógrafo(gano un premio nobel de literatura), orador, corresponsal de guerra, etc.

En el Parlamento, sus discursos y su buen humor pronto se hicieron famosos. Pero su espíritu independiente, reacio a someterse a disciplinas partidarias, le granjeó importantes enemigos en la cámara, incluso entre sus propios correligionarios. Así pues, no es de extrañar que cambiara varias veces de partido y que sus intervenciones, a la vez esperadas y temidas por todos, suscitaran siempre tremendas polémicas.

Tras ser designado subsecretario de Colonias y ministro de Comercio en un gobierno liberal, Churchill previó con extraordinaria exactitud los acontecimientos que desencadenaron la Primera Guerra Mundial y el curso que siguió la contienda en su primera etapa. Sus profecías, consideradas disparatadas por los militares, se convirtieron en realidad y sorprendieron a todos por la clarividencia con que habían sido formuladas.

Churchill fue nombrado lord del Almirantazgo y se embarcó inmediatamente en una profunda reorganización del ejército de su país. Primero se propuso hacer de la armada británica la primera del mundo, cambiando el carbón por petróleo como combustible de la flota y ordenando la instalación en todas las unidades de cañones de gran calibre. Luego puso en marcha la creación de un arma aérea y, por último, decidido a contrarrestar el temible poderío alemán, impulsó la construcción de los primeros "acorazados terrestres", consiguiendo que el tanque empezasea ser considerado imprescindible como instrumento bélico.

Finalizada la contienda, Churchill sufrió las consecuencias de la reacción de la posguerra y durante un tiempo fue relegado a un papel secundario dentro de la escena política. En 1924 se reconcilió con los conservadores y un año después fue puesto al frente del ministerio de Hacienda en el gobierno de Stanley Baldwin.

Entre 1929 y 1939, Churchill se apartó voluntariamente de la política y se dedicó principalmente a escribir y a cultivar su afición por la pintura bajo el seudónimo de Charles Morin. "Si este hombre fuese pintor de oficio dijo en una ocasión Picasso, podría ganarse muy bien la vida."

Churchill siguió perteneciendo al Parlamento, pero durante esos años careció prácticamente de influencia. Las cosas cambiaron cuando, al observar la creciente amenaza que Hitler constituía, proclamó la necesidad urgente de que Inglaterra se rearmase y emprendió una lucha solitaria contra el fascismo emergente. Denunció vigorosamente el peligro nazi ante una nación que, una vez más, parecía aquejada de una ceguera que podía acabar en tragedia.


El 1 de septiembre de 1939, el ejército nazi invadió Polonia; dos días después, Francia e Inglaterra declararon la guerra a Alemania y, por la noche, Churchill fue llamado a desempeñar su antiguo cargo en el Almirantazgo. Todas las unidades de la flota recibieron por radio el mismo mensaje: "Winston ha vuelto con nosotros."

Los mismos diputados que una semana antes lo combatían con saña, lo aclamaron puestos en pie cuando hizo su entrada en el Parlamento. Pero aquella era una hora amarga para la historia del Reino. La nación estaba mal preparada para la guerra, tanto material como psicológicamente. Por eso, cuando fue nombrado primer ministro el 10 de mayo de 1940, Churchill pronunció una conmovedora arenga en la que afirmó no poder ofrecer más que "sangre, sudor y lágrimas" a sus conciudadanos.

Formó un gobierno de concentración nacional, que le aseguró la colaboración de sus adversarios políticos, y creó el ministerio de Defensa para una mejor dirección del esfuerzo bélico. Cuando la Unión Soviética firmó un pacto de no agresión con Alemania, y mientras los Estados Unidos seguían proclamando su inamovible neutralidad, Churchill convocó una reunión de su gabinete y con excelente humor dijo: "Bien, señores, estamos solos. Por mi parte, encuentro la situación en extremo estimulante."

Por supuesto, Churchill hizo todo lo posible para que ambas potencias entrasen en la guerra, lo que consiguió en breve tiempo. Durante interminables jornadas, dirigió las operaciones trabajando entre dieciséis y dieciocho horas diarias, transmitiendo a todos su vigor y contagiándoles su energía y optimismo.



(Churchill, Roosevelt y Stalin en la conferencia de Yalta)

Por fin, el día de la victoria aliada, se dirigió de nuevo al Parlamento y al entrar fue objeto de la más tumultuosa ovación que registra la historia de la asamblea. Los diputados olvidaron todas las formalidades rituales y se subieron a los escaños, gritando y sacudiendo periódicos. Churchill permaneció en pie a la cabecera del banco ministerial, mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas y sus manos se aferraban temblorosas a su sombrero.

A pesar de la enorme popularidad alcanzada durante la guerra, dos meses después el voto de los ingleses lo depuso de su cargo. Churchill continuó en el Parlamento y se erigió en jefe de la oposición. En un discurso pronunciado en marzo de 1946 popularizó el término "cortina de acero" y algunos meses después hizo un llamamiento para impulsar la creación de los Estados Unidos de Europa.

Tras el triunfo de los conservadores en 1951 volvió a ser primer ministro, y dos años después fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura por sus Memorias sobre la Segunda Guerra Mundial. Alegando razones de edad, presentó la dimisión en abril de 1955, después de ser nombrado Caballero de la Jarretera por la reina Isabel II y de rechazar un título nobiliario a fin de permanecer como diputado en la Cámara de los Comunes.

Reelegido en 1959, ya no se presentó a las elecciones de 1964. No obstante, su figura siguió pesando sobre la vida política y sus consejos continuaron orientando a quienes rigieron después de él los destinos del Reino Unido. El pueblo había visto en Churchill la personificación de lo más noble de su historia y de las más hermosas cualidades de su raza, por eso no cesó de aclamarlo como su héroe hasta su muerte, que sucedió el 24 de enero de 1965.